Cerca de 48 millones de personas están llamados a las urnas en las elecciones del 7 de mayo en el Reino Unido. 

En los anteriores comicios, de 2010, alrededor del 65% de los electores acudieron a las urnas. Para este año, la mayoría de los análisis pronostican una participación mayor por la movilización de los simpatizantes de partidos que hasta la fecha eran minoritarios y ahora se espera que logren un mucho mejor resultado.

La primera semana de campaña finalizó con el único debate electoral que va a tener lugar durante estos meses. En el plató concurrieron siete lideres, entre los que se encontraban los favoritos David Cameron (Tories) y Ed Miliband (laboristas), además de los dirigentes de verdes, UKIP, Partido Nacionalista Escocés, Plaid Cymru (nacionalistas galeses) y Lib Dems.

Bajo la influencia de Nigel Farage, líder del UKIP, uno de los temas que más se trató en dicho debate fue el de la inmigración. Farage apuesta por una política anti inmigración y la creación de la Comisión de Control de la inmigración para limitar el número de extranjeros que llegan a Reino Unido. Cameron anunció que su partido era favorable a controlar la llegada de inmigrantes y anunció que los ciudadanos europeos tendrán un máximo de seis meses para encontrar trabajo en Reino Unido; de lo contrario se verán obligados a regresar a sus países. Del mismo modo, los conservadores abogan por iniciar negociaciones con las instituciones europeas para reformar el principio de la libre circulación. El líder laborista, por su parte, no fue menos, afirmando que los inmigrantes verán reducido el acceso a las prestaciones sociales respecto de los británicos.

Las encuestas realizadas por los medios de comunicaciones de Reino Unido desvelaban que ningún partido había sido el claro ganador del debate. Sin embargo, según el sondeo publicado por la firma Yougov, los representantes de los partidos hasta ahora minoritarios lograron imponerse a los dos principales. Nicola Sturgeon, independentista escocesa, fue la mejor valorada entre la audiencia, seguida de Nigel Farage, del UKIP.

A partir de ahora no habrá grandes debates entre los líderes de los distintos partidos. La campaña estará enfocada en cada ciudadano que pueda cambiar el voto. De hecho, se señala que los votantes más importantes son aquellos que residen en circunscripciones marginales puesto que la continuidad o no del tradicional bipartidismo depende de ellos.

La intención de voto cada día aparece más fragmentada entre laboristas, UKIP, conservadores, nacionalistas escoceses, liberal demócratas y verdes, por lo que la gran tarea consiste en localizar a los votantes que se encuentran indecisos para tratar de ganar su apoyo. Los analistas también han prestado especial atención al hecho de que los votantes prefieren a candidatos con raíces en su circunscripción, por lo que los partidos evitan designar como candidatos a personas designadas directamente desde Westminster puesto que apenas conocen las circunscripciones.

Desde la BBC se ha publicado una interesante guía en la que muestran los temas más candentes de la campaña electoral, entre los que se encuentran economía, inmigración, Estado del Bienestar, salud y educación, entre otros. Los conservadores apuestan por la eliminación del déficit y por convocar un referéndum sobre la pertenencia de Reino Unido a la Unión Europea. Los laboristas, por recortar el déficit cada año pero sin endeudamiento adicional; además, proponen un partida de 2,5 mil millones de libras para financiar el sistema de salud británico así como la reducción de las tasas universitarias hasta situarlas en 3.000 libras por alumno. Los liberal-demócratas proponen incrementar el mínimo exento en 12.500 libras así como reforzar la protección de la naturaleza mediante cinco iniciativas legislativas. Por su parte, el UKIP, quizá el partido con los postulados más llamativos, propone un referéndum inmediato sobre la continuidad de Reino Unido en la UE, un estricto control de la inmigración y plantean la idea de que los votantes puedan revocar a los diputados elegidos. Por último, los verdes proponen la creación de 500.000 casas para alquiler, llevar a cabo un esfuerzo continuo con todos los gobiernos para combatir el calentamiento global, y renacionalizar el servicio de trenes.

Todo apunta a un resultado muy ajustado, en el que no habría mayoría absoluta de ningún partido. De hecho, las últimas encuestas sitúan a laboristas y conservadores empatados con un 34% de los votos, seguidos del antieuropeo UKIP con un 14%, el partido Liberal Demócrata con un 8% y los verdes con un 5%. Ante un panorama así, todo dependerá de los electores indecisos, quienes votarán en función de la campaña de las próximas semanas.

Manuela Sánchez Gómez