Tratar de entender todo lo que nos acontece diariamente como seres humanos puede resultar extremadamente complejo, aunque se trate de situaciones cotidianas, ya que se nos presenta el problema de interpretar y asimilar cuestiones en su mayoría ajenas a nosotros.

En este sentido, podemos hacernos una idea de lo difícil que resulta explicar una situación económica adversa como es la que vivimos, pues ahora mas que nunca somos conscientes de que la economía no trata sólo de cifras ajenas a nosotros, sino que éstas, las cifras, causan el drama que algunos viven. Una de las consecuencias mas graves de la crisis es la de los desahucios. Dicha realidad, de por sí dura, se agrava en un país como España, pues además de quedarte sin hogar te ves forzado a seguir pagando por una vivienda que ya no posees.

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Fuente: Susana Vera / Reuters

 

Una solución a la que se ha apuntado es la dación en pago, es decir, que el deudor entregue su vivienda, a cambio de la condonación del importe adeudado. Esto es algo similar a lo que sucede en Estados Unidos.

Podemos visualizar la diferencia en dos sencillos ejemplos:

1-    España: Paco compra una vivienda por valor de 150.000€. Pasados dos años y debido a la coyuntura económica el deudor (Paco) deja de poder pagar su hipoteca; el acreedor (banco) se la embarga y se procede a su subasta. Si dicha subasta se queda desierta el banco se queda con la vivienda por la mitad del valor de tasación (supongamos que el valor de tasación es de 150.00€), es decir, en nuestro caso es de 75.000€, por lo que Paco seguiría debiendo 75.000€ al banco.

2-    Estados Unidos: Peter compra una vivienda por valor de 150.000$. Pasados dos años y debido a la coyuntura económica el deudor (Peter) deja de poder pagar su hipoteca, por lo que se acerca al acreedor (banco) y entrega las llaves.

Con los ejemplos anteriores podemos imaginar el alcance que tuvo para las entidades financieras el estallido de la burbuja inmobiliaria estadounidense. Evidentemente la dación en pago no fue la causa, sino la mala praxis de dichas entidades que concedieron prestamos hipotecarios masivos a personas que no tenían ni los recursos, ni en muchas ocasiones reunían las condiciones para la adquisición de una vivienda, y así, como el precio de la vivienda no dejaba de subir, aparentemente no había riesgo. Pero es la dación en pago lo que nos permite imaginar cómo es posible que esas personas que devolvieron sus casas pueden empezar de nuevo, sin la carga de la deuda de una persona en España.

Estamos ya en 2013. Desde hace 5 años estamos inmersos en la peor crisis económica desde la Gran Depresión y lejos de haber desaparecido ha ido a más. Hemos pasado de “jugar en Champions” a estar en regional y con una deuda digna de ChampionsTambién hemos descubierto que los excesos se pagan: aeropuertos, circuitos de Fórmula 1, ciudades de la cultura, y un larguísimo etcétera de despropósitos urbanísticos promovidos por una clase política de dudosa competencia e inocencia. Hace algo más de un año que el nuevo gobierno llegó al país, con un discurso de que haría “reformas estructurales” que conllevarían el descenso del paro y la salida de la crisis. Quizás la congelación de la paga extra de los funcionarios, la amnistía fiscal o el Real Decreto de medidas urgentes para reforzar la protección a los deudores hipotecarios, que congela el desahucio a familias que cumplan los requisitos durante dos años, son estas famosas “reformas estructurales” ¿estructural = temporal?

Debemos ser justos y señalar que también ha habido reformas estructurales. Como ejemplo tenemos tanto la Reforma Laboral como la Ley de Estabilidad Presupuestaria: una ha facilitado el despido y la otra previsiblemente se incumplirá de forma sistemática.

Lo cierto es que hemos nacionalizado bancos, ganamos menos, nos despiden más, hay más impagos y las cosas están peor que nunca. Cuando se nos prometen soluciones, éstas se transforman en parches, que no hacen más que alejar un metro el precipicio, por el cual llevamos cayendo 5 años.

¿Solución? En vez de nacer cómo ser humano, hacerlo como banco, ¿no? No importa lo mal que se hagan las cosas, la mala utilización de las “capacidades” gestora y de control, o el hecho de que incluso la dación en pago no sea una realidad. En este país, en caso de que hayáis tenido la suerte de nacer como bancos, si vienen mal dadas se os acabará por rescatar en pos del mantenimiento del actual sistema económico, que al fin y al cabo es lo que importa.

Alan Odobasic