La muerte de Eduardo Campos ha sacudido el panorama político brasileño. 

Era frecuentemente comentado que el candidato tenía pocas posibilidades de ser elegido Presidente frente a Dilma Rousseff. Sin embargo, dentro de 4 años, coincidiendo con las elecciones de 2018, Campos estaría bien posicionado para ser un claro favorito. La campaña electoral de 2014 le habría brindado una gran exposición pública, se habría ganado un elevado número de apoyos entre congresistas gobernantes y legisladores de su partido, el Partido Socialista Brasileño (PSB).

Antes de presentarse como candidato presidencial, Campos fue Gobernador de Pernanbuco, lo que le posicionó como un valor en alza en el país: fue un hombre de convicciones, con dotes para la oratoria y con vocación de servicio público.

Con la muerte de Campos el camino se ha abierto y Marina Silva será la candidata del PSB. La designación se produjo este miércoles según lo esperado ya que Silva era la número dos del partido. Antes de militar en este partido, Silva formaba parte del Partido Verde, que obtuvo el 19% de los votos en las pasadas elecciones de 2010. La decisión de unirse al Partido Socialista surgió en octubre del año pasado cuando su partido constató que no tendría suficientes avales para presentarse a las elecciones presidenciales.

Las diferencias entre Silva y Rousseff son patentes, pero también hay similitudes. Tanto Silva como Rousseff son mujeres, de izquierdas y experimentadas en cargos de responsabilidad política.La historia de Marina Silva recuerda a la de Lula da Silva. Nació hace 56 años en el seno de una familia pobre. Hasta los 16 años era analfabeta, edad a la que se mudó a Rio Branco. En 1985 logró licenciarse en Historia y se afilió al Partido de los Trabajadores (PT). En 2003, fue nombrada Ministra de Medio Ambiente por Lula. Sin embargo, cinco años más tarde abandonó el PT. En el año 2010 concurrió a las elecciones liderando su propia formación, el Partido Verde. El PSB es el tercer partido en el que milita, después de dejar el PT y el Partido Verde. Es por ello que muchos vieron su ingreso en el PSB como una estrategia egoísta e interesada por su parte.

Cristiana declarada, su fe evangélica es un arma de doble filo. En un país como Brasil, donde esta religión es la que más crece año tras año, esto puede hacerle ganar votos. Sin embargo, también puede hacer que los pierda, ya que suscita rechazo entre los católicos y también entre la población más progresista, puesto que se opone a la legalización del aborto y del matrimonio homosexual.

En el discurso de su nombramiento como candidata socialista, una palabra se escuchó por encima de cualquier otra: generosidad. Generosidad para crecer en unidad, generosidad para superar diferencias internas y generosidad para poder salir del guión de la política tradicional. Silva tiene el propósito de seguir los pasos de su predecesor y para ello se ha comprometido a respetar las alianzas que Campos hizo con los partidos rivales, en especial el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), el cual tiene una posición distante con las ideas de Silva.

Una de las grandes bazas de Silva es la opinión pública, pues capitaliza el descontento de brasileños decepcionados que no pensaban votar. La última encuesta realizada por Datafolha arrojaba luz sobre este asunto. Se sitúa entre los líderes mejor valorados y es la que despierta menos rechazo entre los votantes de otros partidos: tan sólo el 11% de los votantes no la votaría. La previsible victoria de Dilma Rousseff ahora no es tan certera. Según las encuestas, Silva podría ganar en la segunda vuelta de las elecciones, al recibir el 47% de los votos frente al 43% que recibiría Rousseff. El motivo es que en el caso de que haya segunda vuelta, los votantes de PSDB se decantarían de manera mayoritaria por Silva para evitar la reelección de Rousseff.

Sin embargo, también se especula con un posible pacto entre Aécio Neves (PSDB) y Rousseff para impedir que Silva resulte ganadora. Precisamente, uno de los más perjudicados por la nueva candidata del PSB es Neves, ya que Silva proyecta una imagen de renovación entre los jóvenes, lo que haría reducir aún más su número de votos.

En 2010 Silva afirmó que se presentaba como líder del Partido Verde siendo la primera candidata a Presidenta negra y pobre. Tendremos que esperar hasta Octubre para ver si se alza con la victoria, esta vez, liderando al Partido Socialista Brasileño.

Manuela Sánchez Gómez