Como habíamos apuntado con anterioridad, el próximo 4 de noviembre hay elecciones legislativas en Estados Unidos, las conocidas como mid-term elections porque tienen lugar justo a la mitad del mandato del Presidente correspondiente. 

No obstante, la importancia de dichas elecciones no debe eclipsar la estructura administrativa del país, que se caracteriza por ser uno de los más descentralizados de la OCDE.  Es por ello que, al margen de las elecciones para el legislativo federal, cobran especial relevancia las elecciones a Gobernador, que se celebrarán, precisamente, ese mismo día en 36 de los 50 Estados que componen la Unión.

Tal y como ocurre en los Estados federales y/o descentralizados (pensemos en Alemania o, sin ir más lejos, en el caso español), los entes subnacionales ostentan una gran importancia en el juego político: los Estados (como nuestras Comunidades Autónomas o los Länder alemanes) tienen amplios poderes de gasto y de personal en ejercicio de sus competencias propias, que son muy amplias, puesto que, a pesar de la expansión del Gobierno Federal que se ha vivido desde la presidencia de F.D. Roosevelt hasta hoy en día,  la Constitución Americana, en su artículo II, establecía una lista de poderes propios del Ejecutivo Federal, que dejaba, implícitamente, el resto de competencias a los Estados. Podemos verlo en cifras: salvando el personal militar de Defensa, según datos de la OCDE, sólo el 12’3% del personal de la Administración trabaja para el Gobierno Federal, mientras que un 24% trabajaba para los Estados (el resto, la mayoría trabaja para la administración local, pero ese es otro tema a desarrollar largamente y que no tiene cabida en el presente artículo por su densidad y complejidad). La importancia no sólo reside en el volumen de personal o de gasto: dadas las limitaciones prácticas de la Administración Federal, buena parte de las Leyes que se aprueban en Washington DC han de ser desarrolladas por las Administraciones Estatales, que pueden hacerlo mejor, peor, oponiéndose o siendo favorables. El caso de la Affordable Care Act, más conocida como Obamacare, o de los programas federales Medicare y Medicaid es paradigmático.

Al margen de las razones apuntadas, hay otro elemento a considerar: los Gobernadores suelen servir de cantera para otros cargos Federales, tanto miembros del Gabinete presidencial como Senadores y, especialmente, Presidentes. No en vano, en la actualidad,  10 de los 100 Senadores han sido Gobernadores con anterioridad (6 demócratas y 4 republicanos), y de los últimos Presidentes estadounidenses desde el s. XX en adelante, 7 ejercieron el cargo de Gobernador de algún Estado, entre ellos el propio F.D. Roosevelt (Gobernador de New York), Ronald Reagan (Gobernador de California) o Bill Clinton (Gobernador de Arkansas). La lista se ampliaría si considerásemos candidatos perdedores. Ello hace que, casi inmediatamente, numerosos Gobernadores en activo se conviertan tanto en la esperanza del partido que está en la oposición para recuperar la Casa Blanca como el posible reemplazo para cuando el Presidente del partido de turno finalice su segundo mandato. Es por ello por lo que estas próximas elecciones estatales cobran gran relevancia y merecen un análisis pormenorizado.

De esos 36 Estados que tendrán elecciones el próximo noviembre, 14 están en manos demócratas y 22 en manos republicanas, consecuencia fundamentalmente de la ola republicana que se dio en las mid-term elections de 2010. Al contrario que en las elecciones a la Cámara de Representantes, en las que no parece que los demócratas vayan a recuperar la mayoría que perdieron en 2010, y en las elecciones al Senado, en las que los demócratas están tratando de hacer damage control y preservar su mayoría, jugando a la defensiva, las elecciones a Gobernador pueden suponer un éxito demócrata y, por tanto, un ligero alivio para la Administración Obama y, a la inversa, un lastre para las ambiciones republicanas a corto y medio plazo.

Veamos el panorama: todas las encuestas y todos los analistas dan por seguro que, como ocurre en buena parte de los escaños senatoriales y con la mayoría de distritos de la Cámara de Representantes, hay Estados no competitivos: California, New York, Vermont o Minnesota para los demócratas; Alabama, Idaho, Nebraska o South Dakota para los republicanos. A partir de esa consideración, hay casos especiales que deben comentarse:

1-Los republicanos tuvieron un excelente 2010 en la zona de Nueva Inglaterra, en las cuales los demócratas tienen un fuerte peso: en Maine, fue elegido Paul LePage, un republicano muy conservador para ese territorio, que rápidamente se volvió impopular y todas las encuestas apuntan será derrotado por Mike Michaud, aunque la presencia de un independiente muy popular hace que las encuestas muestren una competición a tres bandas algo más compleja. En Rhode Island fue elegido el independiente (antes republicano) Lincoln Chafee, que, tras hacerse demócrata a mitad de mandato, no ha optado por presentarse de nuevo a la reelección, y los candidatos demócratas (aún no ha habido primarias) están muy por encima de los potenciales rivales republicanos. A estos dos Estados hemos de añadir el caso de Massachusetts, que en 2010 vivió una victoria demócrata muy estrecha, y a día de hoy parece que la potencial candidata demócrata Martha Coakley tiene visos de ganar. El Estado en disputa es Connecticut, en el cual Dan Malloy, gobernador demócrata, está virtualmente empatado con su rival republicano, T. C. Folley, al que derrotó en 2010 por apenas 7.000 votos. Cerca de esta zona se sitúa Pennsylvania, cuyo Gobernador republicano Corbett pierde contra los dos potenciales rivales mejor posicionados en las primarias demócratas

2-Ohio, Wisconsin, Michigan, Kansas y Arizona son Estados en los cuales los gobernadores republicanos están pasando apuros. En Ohio y Wisconsin, a pesar de ser dos Estados ganados por Obama en las últimas dos elecciones presidenciales, los gobernadores Kasich y Walker son relativamente populares, y se enfrentan a rivales demócratas relativamente poco conocidos, pero que en determinadas encuestas están mostrando que pueden ganar en noviembre. En Michigan, Estado también ganado por Obama en 2008 y 2012 y más demócrata que los dos anteriores, el Gobernador Snyder aparece como ganador dentro del margen de error en las encuestas. Kansas y Arizona son dos casos totalmente diferentes: ambos son Estados sólidamente republicanos, especialmente el primero, pero un muy impopular Gobernador Brownback, a pesar de haber ganado con un 64% en 2010, podría ser derrotado por un demócrata, a pesar del bajo nivel de apoyo al Presidente Obama en ese Estado. En Arizona, la Gobernadora Brewer se retira, y los cambios demográficos impulsan a los demócratas. Estos serían los battleground states de este ciclo electoral, en los cuales la positiva evolución del empleo registrada en Abril, una leve recuperación de la popularidad de Obama y otros acontecimientos nacionales pueden inclinar la balanza a favor del Partido Republicano (GOP, por sus siglas en inglés) o de los demócratas, y en los que, además, pueden surgir potenciales candidatos a la Presidencia, puesto que un republicano que es capaz de ganar en Estados que suelen votar demócrata, o un demócrata capaz de ganar en el Sur tiene muchos puntos a su favor a priori, y se convierte en una figura nacionalmente considerada. De hecho, es casi seguro que, si es reelegido, Scott Walker será uno de los candidatos a la Presidencia en 2016, como posiblemente pudieran serlo Kasich y Snyder. De igual modo, los Gobernadores de Arizona o Kansas serían un apuntalamiento muy fuerte al tándem demócrata, que parece encabezará Hillary Clinton, puesto que pueden arrastrar electores de zonas más conservadoras(y los respectivos votos electorales) muy necesarios. En menor medida, South Carolina y Georgia (donde el candidato demócrata es Jason Carter, nieto del Presidente Carter) se encontrarían entre Estados republicanos que parece pueden ser competitivos para los demócratas.

3-Pero los demócratas también tienen puntos flacos: en Illinois, Estado sólidamente demócrata y cuna política del Presidente Obama, el actual  Gobernador, Pat Quinn, fue retado en primarias por el exjefe de Gabinete de Obama, lo que se interpretó como una abierta desautorización, aunque dicho órdago fue retirado antes de las primarias. Illinois ha vivido en los últimos años episodios de corrupción al más alto nivel, incluyendo el anterior Gobernador (también demócrata), por lo que el Partido Demócrata no pasa por sus mejores momentos, y un sólido candidato republicano podría arrebatarles el Estado, como parece puede ocurrir. Hawaii, que, paradójicamente, es el Estado de origen del Presidente Obama, y también es sólidamente demócrata, puede pasar al lado republicano por la impopularidad del Gobernador Abercrombie, a pesar de la buena marcha de la economía del Estado y, sobre todo, por el amplio grado de simpatía que despierta Duke Aiona, anterior Vicegobernador de la muy popular Gobernadora republicana Linda Lingle. En Arkansas, Estado del que Bill Clinton fue Gobernador (y Hillary Primera Dama, no lo olvidemos), los demócratas han venido sufriendo una gran erosión en los últimos tiempos: Obama perdió estrepitosamente en 2008 y 2012, en la actualidad no hay ningún Representante demócrata en dicho Estado y, tras perder su escaño la Senadora Lincoln en 2010, ahora el Senador Pryor lucha por sobrevivir. En ese contexto, el Gobernador demócrata Mike Beebe finaliza sus ocho años de mandato con una fuerte popularidad, a pesar de la cual Arkansas parecía cambiar de rumbo político. No obstante, según las encuestas, el candidato republicano apenas vence dentro del margen de error al candidato demócrata, el ex Representante Mike Ross, del ala más centrista del partido.

4-Florida supone un elemento muy diferente: el actual Gobernador, el republicano Scott, ganó por la mínima en 2010, en plena ola conservadora. El partido demócrata busca ahora desbancarlo, con Charlie Crist, antiguo Gobernador del Estado. La cuestión radica en que Crist fue gobernador… republicano. Posteriormente se declaró independiente, y ahora se presenta a la nominación con los demócratas, tras haber apoyado a Obama en las elecciones de 2012. Florida, tanto por su evolución demográfica como por su naturaleza de swing state(esencial para la victoria de G.W. Bush en el año 2000, y muy importante para las victorias de Obama en 2008 y 2012), es la joya de la corona de estas elecciones a Gobernador, especialmente en el caso de que Jeb Bush, hermano e hijo de presidentes y antiguo Gobernador del Estado, busque ser el candidato republicano en 2016, puesto que una administración republicana en el Estado le daría un espaldarazo muy fuerte tanto en las primarias como en las elecciones presidenciales posteriores, tal y como sucedió con su hermano, frente a una Hillary Clinton que, de ser candidata, ganaría con mucho apoyo en dicho Estado, especialmente por su atractivo ante la población latina. Crist parece que ganará las elecciones al actual Gobernador Scott.

Como vemos, se trata de escenarios muy diferentes, que se relacionan con el resto de elecciones, como es normal en las democracias multi-nivel. Podemos sacar una serie de conclusiones que orienten nuestro análisis y, sobre todo, el seguimiento de la evolución electoral de aquí al día de los comicios.

A-El Partido Demócrata juega muy fuerte en estas elecciones, frente a las dificultades que se observan en el resto de elecciones del próximo 4 de noviembre. En el peor de los escenarios, perdiendo las elecciones en Illinois y Arkansas y ganándolas solamente en Maine, Pennsylvania y Florida, ya añadiría una ganancia neta de un Estado, pasando del actual 29-21 a 28-22. Considerando que la economía parece ir bien (en abril se añadieron 288.000 puestos de trabajo, muy por encima de lo previsto) y que lo peor de Obamacare ha pasado, las perspectivas podrían mejorar.

B-El número de potenciales candidatos/as a las primarias de ambos partidos a las presidenciales de 2016 se aclarará mucho tras estas elecciones: si Walker revalida su victoria en Wisconsin por una mayoría más o menos amplia, podría ser un candidato viable para el sector conservador, que recela del también Gobernador de New Jersey, el moderado Chris Christie. De igual modo, Kasich y Snyder podrían competir si tienen buenos resultados en Ohio y Michigan. Mucha atención deberíamos prestar a la Gobernadora de South Carolina, Nikki Haley, joven, suficientemente conservadora para contentar a las bases pero suficientemente moderada para resultar competitiva en unas presidenciales. Del lado demócrata, y siempre que Hillary Clinton no sea candidata, pueden surgir figuras como Martin O’Malley, Gobernador de Maryland (que finaliza su mandato en 2015), Andrew Cuomo (actual Gobernador de New York), o Jay Nixon (actual Gobernador de Missouri).

C-Los votantes son conscientes de las diferentes responsabilidades de cada cargo. Así, si bien es cierto que grandes momentos conservadores o demócratas orientan parte del voto, se observa (y se observará en noviembre) que hay Estados en los que se votarán candidatos demócratas/republicanos al Senado y su opuesto para ocupar la Mansión de Gobernador del mismo Estado. Se trata de un proceso muy interesante, diferente a lo que ocurre en muchos otros Estados compuestos, consecuencia de un tipo de cultura política y de una tradición democrática muy particular.

José Antonio Gil Celedonio